En los últimos años, las organizaciones han priorizado el bienestar de sus empleados debido a la necesidad de atraer y retener talento en un contexto de acelerados cambios tecnológicos y sociales, conocido como la “era del cambio exponencial”. Esta era plantea desafíos significativos, donde la adaptabilidad y el aprendizaje continuo son esenciales para responder a las nuevas exigencias del mercado. En este ámbito, México ha implementado la NOM-035-STPS-2018, normativa que busca identificar y prevenir factores de riesgo psicosocial en el trabajo, promoviendo un ambiente laboral propicio.
La atención al bienestar mental de los empleados se volvió aún más crítica con la pandemia de COVID-19, que alteró profundamente las dinámicas laborales y sociales. En este contexto, Amy Edmonson, profesora de Harvard, introdujo el concepto de “seguridad psicológica”, que se entiende como la libertad de los individuos para expresar ideas y preocupaciones sin temor a represalias. Investigaciones de Edmonson demostraron que la falta de este tipo de seguridad impacta negativamente en la productividad, la innovación y la colaboración dentro de los equipos.
Esta realidad plantea preguntas sobre la disposición de los empleados para expresar dudas o señalar errores, lo cual podría mejorar la comunicación y la toma de decisiones. Los líderes juegan un papel crucial en este escenario, siendo responsables de fomentar un ambiente saludable que permita a los empleados alcanzar su máximo potencial. Se espera que estos líderes reconozcan y utilicen la diversidad de talentos dentro de sus equipos, aprovechando estas diferencias para enfrentar exitosamente los desafíos contemporáneos. En resumen, el bienestar laboral y la seguridad psicológica son elementos clave para el éxito organizacional en un entorno en constante evolución.
Comments